Uno de los primeros aspectos a reconocer en relación con la comercialización internacional de bienes y servicios es diferenciar cuando hablamos de comercio exterior y cuando de comercio internacional, por lo que durante la primera parte de la lectura se trabajará en esta distinción. Luego daremos paso al análisis de las distintas escuelas de pensamiento económico en términos de la evolución del comercio internacional, lo que permitirá diferenciar aquellas políticas comerciales proteccionistas, como el mercantilismo, de aquellas enfocadas en el librecambismo, como las desarrolladas por los diferentes economistas clásicos, donde se destacan los trabajos de Adam Smith y David Ricardo, entre otros.
1. Introducción al comercio internacional
Caso de estudio
Un aspecto interesante para dar introducción al primer tema de la materia es la lectura de la siguiente publicación, donde se analiza la situación particular de China en relación con el comercio exterior e internacional.
Cada vez es más común en el mundo la marca ‘made in China’, y es que esta nación del sudeste asiático, que contiene una sexta parte de la población mundial, ha experimentado, durante los últimos años, un acelerado crecimiento económico y una “revolución” industrial interna realmente sorprendente.
China ha logrado todo esto gracias a las políticas implantadas por su gobierno, que atraen mayor inversión reduciendo los impuestos sobre los capitales extranjeros, devaluando su moneda debido a su masiva emisión, ofreciendo mano de obra barata y sobre todo estableciendo un nuevo mercantilismo, impulsando sus exportaciones y restringiendo ciertas importaciones, en busca de hacerse más competitiva.
China ha mantenido una balanza comercial positiva, no solo por desarrollar a la par todos los sectores de su economía, sino además por convertirse en un país netamente exportador. Los productos chinos han llegado a todos los rincones de la tierra y la razón por la que son tan demandados se vincula, por lo general, con sus bajos precios (no puede decirse lo mismo sobre su calidad).
La razón porque los precios de los productos chinos son tan competitivos en el exterior está condicionada por los bajos costos de producción y la implantación de ciertas políticas monetarias por parte del gobierno chino.
[Evolución del comercio internacional]
Balanza comercial
. . . China ha mantenido una balanza comercial positiva no solo por atraer inversiones extranjeras y poseer mano de obra barata, sino también, por ser un país que cuenta con enormes recursos naturales. En la actualidad, es el primer productor de carbón, plomo y hierro, de cereales, arroz y trigo, y de carne de cerdo, cordero, aves, huevos y pescado.
El hecho de poseer gran variedad de recursos hace que su economía sea homogénea y diversificada. Según varias estimaciones del Banco Mundial, China, para el año 2050, producirá el 40% del total de la producción mundial. Su gran crecimiento industrial, en especial en el sector manufacturero, le ha permitido consolidarse como el primer fabricante de autos, desplazando en su orden a Japón y a EEUU. Pero su gran productividad no para ahí, China también produce el 30% de los televisores y el 10% de las computadoras a nivel mundial.
China, [en 2010] desplazó a Alemania como primer país exportador del mundo, con un valor cercano a los $700.000 millones de dólares. Es de resaltar que su reciente entrada a la Organización Mundial de Comercio (OMC) le favoreció mucho, para impulsar sus ventas en el exterior y consolidarse como el principal proveedor del mundo.
Un punto importante, y que es vital analizar es más allá de la dependencia de la economía china a sus exportaciones, es la dependencia que se está generando en los países del mundo por los productos chinos, este ejemplo particular se ha evidenciado en el déficit constante que presentan las naciones que comercian con china y el declive general en la productividad de empresas a nivel mundial que sucumben ante la competencia y bajos precios de empresas chinas.
La tendencia a depender de los productos chinos no solo es negativa sino perjudicial para la economía de los demás países, y pongo como ejemplo el comercio entre EE.UU. y China que presenta un enorme déficit fiscal, el gobierno americano, en función de defender sus intereses, establece altos aranceles, restricciones, estrictos controles sanitarios y una campaña de desprestigio de los productos chinos que entran en EE.UU.
Es de notar que China al igual que las demás potencias del mundo ha tenido un ascenso vertiginoso gracias a la constante intervención del Estado en todos los aspectos de la economía y es por esta razón que ha sido tan criticada por las demás naciones.
Los países desarrollados siempre han vendido a los países del tercer mundo un modelo neoliberal sin intervencionismos estatales y de libre comercio, pero estos países lo único que hacen es establecer medidas proteccionistas aun en contra de lo que profesan y es el caso de los subsidios que otorga el gobierno americano a sus productos agrícolas, o la manipulación del tipo de cambio por parte de China, o las restricciones hechas por Japón a ciertas importaciones, estos son solo algunos ejemplos de deliberado y descarado proteccionismo tan criticado por los países desarrollados . . .
Mano de obra barata
Otro de los atractivos que tiene China para los capitales extranjeros es su mano de obra. China cuenta en la actualidad con una fuerza productiva compuesta por cerca de 750 millones de personas con ingresos de 3 o 4 dólares por día y un salario total de 90 dólares al mes . . . al ser los salarios tan bajos, los costos de producción son mínimos y los precios no tienen oscilaciones muy grandes y se hacen más competitivos.
Gran parte de la población china se ha desplazado de tierras agrícolas a las grandes ciudades para desempeñarse en la industria, buscar mejores condiciones de vida y estabilidad económica. Estos grandes movimientos demográficos han abonado el elevado crecimiento de la industria y la productividad, pero en igual proporción han elevado los índices de superpoblación en especial en los centros económicos de la nación.
Una cantidad tan alta de trabajadores ha posibilitado la producción en masa y una división técnica del trabajo, lo que se traduce en mayor eficiencia y menores precios. . . El problema de la distribución de la riqueza en China es un problema de gran magnitud, como consecuencia de esto la entrada de excedentes solo serán acumulados por ciertos sectores y clases sociales chinas, producirá mayor desigualdad en la población y menor acceso de la población pobre a ciertos beneficios como vivienda, salud y educación.
Un gran problema ya que la gran bonanza económica solo beneficiará a unos pocos o serán remitidas al exterior. Una pérdida total del antiguo ideal comunista profesado por Mao Tse Tung. . .
En síntesis, son muchos los factores que mantienen una balanza comercial positiva y, en el caso de China, su aumento en la productividad, la devaluación de su moneda, la mano de obra barata, la inversión y el crédito, y todos estos sumados en su influencia sobre los precios de sus productos han condicionado su alta competitividad y su magnífico crecimiento. (Fjbernall, 2010, https://bit.ly/3SaS1Q5)
Concepto de comercio exterior y comercio internacional. Diferencias
Usualmente no se reconoce la diferencia entre comercio exterior y comercio internacional dado que, a simple vista, parecen sinónimos, pero no lo son, ya que su raíz etimológica aporta una serie de diferencias entre los conceptos exterior e internacional. Es así como el concepto de comercio exterior se encuentra determinado en función, básicamente, del lugar o lugares en los cuales se realiza la operación comercial. En ese sentido, “se describe la actividad de intercambio comercial de un país con otros o la actividad de una empresa situada en un país determinado con el exterior” (Arese, 2015, p. 10). Por su parte, si bien el concepto de comercio internacional parte del mismo concepto puede ser definido de manera sucinta como “el intercambio de mercadería entre los que viven en naciones distintas” (Corominas, 1998, p. 410).
Al analizar, de manera pormenorizada, ambos conceptos, es posible afirmar que el comercio exterior describe la conformación del sector externo de un país mediante el cual se busca regular el comercio de bienes y servicios. Como puede notarse, al tratarse de transacciones de carácter físico entre los residentes, que generalmente son realizadas por firmas, de dos o más países, sus movimientos quedarán registrados en la balanza comercial de cada economía involucrada en ese comercio.
[De esta manera, podemos definir al comercio exterior como] el campo de estudio jurídico – económico que se ocupa por un lado del análisis y estudio del intercambio comercial de un país con el exterior, profundizando para ello el análisis y estudio del sujeto principal de dicho intercambio, es decir, la actividad de una empresa en relación con otra ubicada en el exterior. (Arese, 2018).
Por otro lado, si bien ambos conceptos tienen la misma raíz de nacimiento, el comercio internacional hace referencia al intercambio de mercaderías entre dos empresas o personas que viven en naciones diferentes. Abarca la descripción del flujo de relaciones comerciales internacionales sin referirse a un país específico. Este último se trata, entonces, del “conjunto de movimientos comerciales y financieros, que se realicen entre naciones, es, pues, un fenómeno universal en el que participan las diversas comunidades humanas” (Osorio Arcila, 1995, p. 48).
Como puede notarse, existe una diferencia entre el comercio exterior y el internacional con consideración de que, cuando hablamos de comercio exterior, nos referimos a los diferentes aspectos económicos involucrados en una operación comercial, mientras que el comercio internacional se refiere a “los aspectos internacionales de un Estado en particular” (Arese, 2015, p. 4). Podemos observar estas distinciones planteadas en la figura 1.
Figura 1: Distinción entre comercio internacional y comercio exterior
Fuente: Arese, 2018.
A pesar de estas distinciones, en muchas ocasiones estas diferencias en la definición de ambos conceptos quedaron, en parte, relativizadas, por lo que los conceptos de comercio exterior y de comercio internacional son utilizados indistintamente, ya que son tomados “como voces que describen las actividades de transacciones de mercaderías y servicios entre empresas, Estados o particulares, desde o hacia países distintos” (Arese, 2015, p. 5).
De esta manera, al analizar nuestro caso planteado en torno a China, cuando nos referimos al concepto de comercio internacional, hacemos referencia a los movimientos comerciales que se realizan entre China y Europa, por ejemplo, o bien entre China y Argentina. Por su parte, cuando hablamos de comercio exterior hacemos referencia a la actividad comercial de una empresa china con una empresa de Argentina.
Para resumir lo analizado ut supra veamos en la siguiente herramienta interactiva la distinción entre comercio internacional y comercio exterior.
Campo de estudio jurídico – económico que se ocupa por un lado del análisis y estudio del intercambio comercial de un país con el exterior, profundizando para ello el análisis y estudio del sujeto principal de dicho intercambio, es decir, la actividad de una empresa en relación con otra ubicada en el exterior. (Arese, 2015, p. 553)
“Descripción de movimientos comerciales que realizan dos o más naciones o grupos de países” (Arese, 2015, p. 4).
Teorías del comercio internacional. Escuelas
A través de la historia (desde los inicios del mercantilismo hasta el neoproteccionismo) se han experimentado un gran número de escuelas que tratan de explicar el intercambio de bienes y de servicios, desde teorías clásicas y neoclásicas que fomentaban la libre circulación de las mercancías basadas en ventajas absolutas, comparativas recíprocas (de Adam Smith, David Ricardo y Stuart Mill) etc., hasta aquellas que indagaban a favor de la protección del mercado interno fomentando una balanza superavitaria en los tiempos del mercantilismo e, incluso, hasta hoy. Veamos la clasificación de las principales teorías librecambistas en la figura 2.
Figura 2: Teorías a favor del libre comercio
Fuente: elaboración propia con base en Schwartz, 2001.
Con respecto a las teorías proteccionistas, la figura 3 nos muestra las principales.
Figura 3: Teorías a favor del proteccionismo
Fuente: elaboración propia con base en Schwartz, 2001.
Así, se puede debatir el modo en que los países llegan a tener comercio. En el caso de las políticas aplicadas por China, observamos cómo se relacionan y cómo se abren al comercio mundial. Estos temas motivaron numerosos debates y construcciones teóricas.
Dichas teorías “se han construido desde los extremos del proteccionismo absoluto . . . hasta el libre comercio” (Arese, 2018). El primero, también plasmado en el caso práctico, se centra en la idea de la protección a la industria, la seguridad nacional y el aumento de la exportación. Mientras que el segundo se centra en la especialización como argumento económico para la organización internacional.
Ahora, el interrogante que nos arrojan estas teorías es: ¿por qué ocurre el comercio entre países? A continuación, veremos una breve evolución del comercio exterior para luego abordar la explicación económica que las escuelas tienen para la internacionalización del Estado.
Breve evolución histórica del comercio exterior
Hacia el siglo XV . . . Europa . . . era un conjunto desorganizado de ciudades Estados, con poderíos feudales, sin reinados fuertes y con total predominio de la autarquía de tales grupos. . .
El proceso que llevó a Europa a colocarse como cabeza del mundo desarrollado en los siglos posteriores [tuvo un origen económico y político], en donde el comercio exterior cumple un rol esencial, mediante el surgimiento de [un rol de alta gravitación en la vida de los pueblos]: el comerciante y la acumulación de poder y riqueza . . . en particular en el proceso de la incorporación del nuevo mundo [(América), con la ayuda de los gobiernos de turno]. (Arese, 2018)
En toda Europa el sistema se basaba en los principios mercantilistas, para lo cual era vital crear una estructura que permitiera el ingreso de metales preciosos por medio de la exportación. De allí el rol fundamental de la industria incipiente de la época, es decir, la artesanal.
Después de 1850, la incorporación tecnológica del vapor en el transporte terrestre y marítimo bajó los costos de transporte y fomentó cambios estructurales. Resulta importante destacar que el año 1829 marcó un hito fundamental al producirse la aparición de la máquina a vapor.
Es así como, en el período comprendido en los 25 años posteriores a 1850, se produjo una expansión del comercio y la incorporación de los productos industriales se completó, en alcance temporal, con algunos mecanismos que moldearon la sociedad de esa época. En este orden, algunos mecanismos se establecieron y permitieron el desarrollo de las actividades del comercio internacional de una forma más fluida y organizada. Dentro de esos mecanismos mencionamos los siguientes, a saber.
“Una unidad internacional de moneda: el patrón oro.
Una organización política más o menos común a todas las unidades políticas: [el liberalismo]” (Arese, 2018).
El llamado patrón oro fue la base del sistema monetario internacional durante todo el siglo XIX; no obstante, “el mismo que durante tanto tiempo fue el baluarte principal de la fe en la moneda se convirtió luego, lentamente, en una de las causas del abismo entre las naciones” (Arese, 2018). El nuevo siglo nació con el abandono del patrón oro por parte de Gran Bretaña, por ejemplo. Las consecuencias que esto provocó en la sociedad, en la política y, por supuesto, en la economía, fueron vitales. Luego Estados Unidos abandonó el patrón oro en 1933, lo que implicó la caída del último vestigio de la tradición económica mundial del siglo XIX.
Ya mencionamos el patrón oro y el liberalismo. Podemos agregar los siguientes aspectos, a saber.
“El mercado autorregulador [es el que asigna las] capacidades y ventajas en la organización interna.
El desarrollo de un sistema de equilibrio de poderes, fundado esencialmente en la política exterior alemana del canciller Bismarck” (Arese, 2018).
“El proceso de incorporación de la tecnología y la energía en los procesos de producción trajo consigo innumerables consecuencias. La principal fue el reemplazo del artesano por el industrial” (Arese, 2018). Esto originó nuevas teorías económicas, aún hoy en debate, que revisaremos más adelante. De este modo, por ejemplo, la producción individual se diluyó, desapareció gradualmente y se transformó en formas mecanizadas, con fundamentos en la división del trabajo, referida hacia 1776 por Adam Smith. La primera Revolución Industrial implicó el cambio más significativo de la historia política, social y económica, ya que de allí se conformaron los grupos de obreros articulados por sindicatos que tenían su respaldo político en los partidos.
Resumimos en la siguiente herramienta interactiva la distinción entre las dos principales corrientes en términos del pensamiento sobre el comercio exterior.
“Se entiende por librecambismo la plena libertad de comercio interior e internacional. Según esta doctrina, los impuestos cargados sobre las mercancías extranjeras deben ser los mismos que los impuestos indirectos que soportan las mercancías en el comercio interior” (Schwartz, 2001, p. 55).
“Doctrina que defiende una política económica de impedimentos a la importación de bienes y servicios para proteger la producción nacional contra la competencia extranjera. Los instrumentos utilizados pueden ser aranceles, contingentes o tipos de cambios múltiples” (Schwartz, 2001, p. 56).
Además de la teoría liberal, hubo una segunda, instituida por la Escuela Histórica Germana de fines del siglo XIX, dentro de la cual se destacó Alexander Hamilton (1755-1804) que publicó su famoso informe sobre las manufacturas. En esta obra rebate el argumento de la división del trabajo de Smith, al sostener que un aumento de la productividad podría obtenerse al generar que las fábricas locales aumenten de tamaño, siempre que se les reserve el mercado nacional y que ese mercado no se abra al mundo (Schwartz, 2001).
En realidad, este pensamiento se desarrolla en Alemania debido a la agresión que sufrían por parte de los productos británicos. Como muchos otros proteccionistas del siglo XIX, Hamilton era un gran defensor de la industrialización, porque esta aumentaba la aplicación de maquinaria a los procesos productivos, facilitaba la utilización de mano de obra mal adaptada a la agricultura, atraía inmigrantes y permitía desarrollar talentos empresariales (Schwartz, 2001).
En síntesis, él sostenía que el desmantelamiento unilateral de la protección era cosa de ingenuos y defendía siempre el principio de reciprocidad en las relaciones comerciales con otras naciones, sobre todo, exigía que se responda a las políticas proteccionistas de otros países con aranceles, con subsidios a las industrias locales y que se cree un mercado único interior.
“Discípulo de Hamilton fue el alemán Friedrich List (1789-1846) . . . [quien sostuvo que] la evolución natural de los países y del mundo en general no debía [seguir los lineamientos señalados por] Smith” (Schwartz, 2001, p. 32). Por el contrario, afirmaba que las economías se desarrollaban en estadios y cada uno de ellos obedecía a leyes económicas diferentes. El estadio inicial era el agrícola, que List consideraba como sinónimo de pobreza y que, para alcanzar el estadio de industrialización, caracterizado por la riqueza material y la evolución cultural, era necesario un tratamiento distinto para cada una de las naciones.
Si bien List fue un autor muy influyente, sería inocente creer que el Estado nacional alemán se construyó solo gracias al mercado único interior. El impulsor principal fue la guerra y, como resultado de ella, los diversos Estados alemanes se abrieron mutuamente al comercio y, luego, se extendieron paulatinamente hacia los países derrotados: Austria y Francia (lo que originó un congreso aduanero y, luego, la llamada Cámara aduanera-política).
Los proteccionistas al estilo de Hamilton y List no ganaron la batalla inmediatamente. Tras un período de creciente proteccionismo inducido por la crisis de 1929, los tratados de Bretton Woods de 1944 señalaron un renacimiento de la liberalización comercial.
“Los propios Estados Unidos fueron proteccionistas desde los inicios de su carrera industrial hasta Bretton Woods . . . e, incluso, llegaron a declarar la guerra civil para imponer el proteccionismo a los Estados confederados del Sur” (Schwartz, 2001, p. 34). Es importante recordar que los Estados del Norte enviaban sus manufacturas a los Estados más pobres del sur.
El Sistema Bretton Woods tenía como objetivo impulsar el crecimiento económico mundial, el intercambio comercial entre las naciones y la estabilidad económica tanto dentro de los países como a nivel internacional. Los Estatutos de Convenio planteaban entre los países afiliados al FMI los siguientes requerimientos:
Promover la cooperación monetaria internacional.
Facilitar el crecimiento del comercio.
Promover la estabilidad de los tipos de cambio.
Establecer un sistema multilateral de pagos.
Crear una base de reserva. (Kozikowski, 2013, pp. 30-31)
Es importante destacar que el Sistema de Bretton Woods basaba su funcionamiento en tres instituciones.
“Debía garantizar el cumplimiento de las normas pactadas en lo referente al comercio y las finanzas internacionales y establecer facilidades de crédito para los países con dificultades temporales de balanza de pagos” (Kozikowski, 2013, p. 31).
“Tenía como meta la liberalización del comercio mundial” (Kozikowski, 2013, p. 31).
El sistema establecido en Bretton Woods es conocido como el patrón oro de cambio. “Según este régimen, cada país fija el valor de su moneda en términos del oro (o dólares) y mantiene su tipo de cambio dentro de un rango de variación de 1% de su paridad en oro” (Kozikowski, 2013, p. 31).
[Es importante remarcar que durante sus primeros 25 años de vida el sistema establecido en Bretton Woods fue totalmente exitoso]. Las principales monedas europeas se volvieron convertibles en 1961. . . Hasta 1971, los aranceles nominales sobre los bienes manufacturados bajaron a 7% y los efectivos a 12%, lo que fomentó el crecimiento del comercio internacional. [Sin embargo, es importante tener en cuenta que esa liberalización del comercio internacional no fue seguida inmediatamente por una liberalización en el mismo sentido de los flujos de capital]. Se permitió establecer ciertas restricciones a la transacción en la cuenta de capital . . . para evitar movimientos desestabilizadores del dinero caliente. (Kozikowski, 2013, p. 31)
Otro aspecto a considerar es que, si bien fue importante ese éxito inicial, este sistema aun poseía algunas complicaciones en su diseño que complicaban su funcionamiento a futuro, ya que no todo funcionaba como fue planificado. “En materia de ajuste de los tipos de cambio, por ejemplo, los países industrializados en desequilibrio fundamental se oponían a modificar el valor de sus monedas. En cambio, los países en vías de desarrollo devaluaban con demasiada frecuencia” (Kozikowski, 2013, p. 31).
Por este motivo, para solucionar estos inconvenientes que se presentaban de manera constante, el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvo que realizar una serie de cambios a su forma de funcionar. Las más importantes “se referían a una ampliación de la capacidad de préstamos por parte del FMI, mayor flexibilidad en la modificación de los tipos de cambio y la creación de las reservas mundiales” (Kozikowski, 2013, p. 31).
Por último, es importante mencionar que para solucionar la escasez de oro que existía, hacia el año 1970 se decidió crear los denominados Derechos Especiales de Giro (DEG) para poseer una unidad alternativa de reserva. El valor de un DEG es el promedio ponderado de las cinco monedas más importantes: el marco alemán, el franco francés, el yen japonés, la libra esterlina y el dólar estadounidense.
Los mercantilistas (siglo XVII)
“El período correspondiente al primer capitalismo suele ser llamado mercantilismo y abarca, aproximadamente, desde la caída del sistema feudal hasta la primera Revolución Industrial” (Arese, 2018), un período que abarca aproximadamente desde el siglo XV al XVIII. Podríamos decir que China aplica esta teoría y modelo económico en la actualidad.
El aspecto que distingue al pensamiento mercantilista es el énfasis puesto en el intercambio como fuente de riqueza y ganancia. Se puede destacar que el objeto básico de esta teoría responde a los propios intereses mercantes: construir un Estado económicamente rico y políticamente poderoso. Los mercantilistas eran también conocidos como arbitristas, quienes son aquellos individuos que escribían memoriales al Rey de su país, donde se destacaba la importancia de prohibir la exportación de metales preciosos, oro y plata, con el objetivo de sostener e incrementar el Tesoro de su país para afrontar las diferentes guerras de las que eran parte. Por este motivo, para los mercantilistas su riqueza era el oro y la plata que poseían.
Esta visión contiene la definición de una política comercial restrictiva con respecto a las importaciones, al cerrar la posibilidad a la salida de oro mediante la aplicación de barreras proteccionistas.
“Fue Adam Smith . . . el que denominó esta doctrina intervencionista con el apelativo de ‘sistema mercantil’, o ‘mercantilismo’, apelativo que ha perdurado” (Schwartz, 2001, p. 10). Los mercantilistas también le solicitaban al Rey que “protegiera con prohibiciones y aranceles las producciones locales frente a la competencia de manufacturas extranjeras” (Schwartz, 2001, p. 10). Como apostilla es importante mencionar que, dentro del pensamiento mercantilista, a través de Luis de Ortiz, se origina el concepto de balanza de pagos, es decir, “de una cuenta de gastos por importaciones e ingresos por exportaciones de Castilla” (Schwartz, 2001, p. 10).
Por su parte, una característica del mercantilismo es que fue una teoría muy amplia por lo que su desarrollo en las principales economías de Europa (España, Inglaterra, Francia, Portugal) fue diferente. Por este motivo, el pensamiento mercantilista puede ser sintetizado mediante lo expresado por Sancho de Moncada en su libro denominado “Ocho discursos sobre Restauración política de España” (1619) quien destacó cuatro características compartidas del pensamiento mercantilista que, según Schwartz (2001) son las siguientes, a saber.
Primeramente, consideraba Moncada que debía impedirse la exportación de materias primas y otros bienes sin elaborar a cambio de productos elaborados, pues consideraba que era necesario transformar la lana y los metales en Castilla para exportarlos con mayor valor añadido. En segundo lugar, sostenía que podían sustituirse los bienes importados de fuera por productos locales, que saldrían más baratos si se atraían artesanos y se establecían fábricas. En tercer lugar, daba mucha importancia a que Castilla conservara una porción lo más amplia posible de los metales preciosos que labraba en las minas americanas, para lo que pidió, no sólo que se prohibiera la exportación de moneda sino también que se revaluara de la plata, es decir, se devaluara la moneda de cuenta castellana. En cuarto lugar, pidió la sustitución de impuestos interiores, como el indirecto de la alcabala, por impuestos sobre las exportaciones e importaciones, que cobrándose en las fronteras del Reino llevarían a la desaparición de las aduanas interiores. Estas cuatro notas del mercantilismo, la defensa del trabajo nacional, la industrialización forzada, el ansia de metales preciosos, y la comodidad de los ingresos fiscales obtenidos del comercio exterior, han sido rasgos constantes del pensamiento proteccionista y objeto permanente de las refutaciones de quienes defienden la idéntica naturaleza del comercio interior y exterior. (Schwartz, 2001, pp. 10–11)
En Francia la situación del mercantilismo fue muy parecida a la de España, ya que el gobierno realizaba una intervención en el desarrollo de determinadas fábricas, tales como cristales, tapices, porcelana, armas, entre otras, y, a su vez, buscaba proteger a estas fábricas de la competencia internacional, especialmente de las Provincias Unidas y de Inglaterra. Esa idea que el crecimiento de una nación puede obtenerse mediante la intervención estatal, “no solo en las actividades fabriles de la nación, sino también en el comercio exterior tuvo, pues, un destacado campeón en Colbert, modelo de muchos servidores públicos en Francia, donde llegó a crear una tradición que aún alienta” (Schwartz, 2001, p. 11).
Sin embargo, en Inglaterra la situación fue un tanto diferente a la vivida por el mercantilismo en Francia y España, ya que en ese país la Corona se enfrentó con el Parlamento en lo que respecta a la autorización para crear monopolios que implicaban la comercialización exclusiva de bienes en determinadas economías. Este enfrentamiento por el control de los monopolios generó una ardua lucha de poder económico entre el Rey y la Cámara Baja, a esta situación “se añadía que el common law o derecho común continuó considerando la libertad comercial como el sistema natural, lo que permitió un mayor grado de libertad empresarial que en Francia” (Schwartz, 2001, p. 11).
Esta lucha por tener el control de ciertos monopolios entre la Corona y el Parlamento chocó con el common law que pregonaba el libre comercio, situación que dio paso a los denominados ‘nuevos mercantilistas’ que limitaron el acopio de metales preciosos a obtener un saldo positivo en la balanza de pagos o bien un superávit comercial.
El más famoso de esos nuevos mercantilistas es Thomas Mun (1571–1641) . . . Era Mun empleado de la India House, la compañía mercantil que había colonizado la India al amparo de una Carta de privilegio exclusivo concedida por la Corona. Los críticos de esta compañía la atacaban porque exportaba moneda de plata de Inglaterra para adquirir bienes en Oriente y revenderlos en Europa, agitando el fantasma de que así podía dejar a Inglaterra sin tesoro. Mun hizo notar que, en vez de la prohibición total de sacar plata del Reino, convenía a Inglaterra que la East India Company obtuviese con sus exportaciones metálicas un saldo positivo en su balanza comercial, pues eso resultaba a la postre en una entrada neta de metales preciosos en el país. Esta reflexión trasladó la discusión sobre el comercio exterior a un nuevo terreno. Después de Mun, el pensamiento mercantilista, en vez de preocuparse por la acumulación de metales preciosos, como si éstos fueran la encarnación de la riqueza, pasó a subrayar la importancia crucial de un saldo positivo de exportaciones. (Schwartz, 2001, p. 12)
El mercantilismo se basa en tres características o ideas fundamentales:
La acumulación de riqueza (principalmente metales preciosos) es esencial para el desarrollo económico de un país. A mayor acumulación de riqueza, mayor prosperidad y poder político.
El Estado tiene el rol de utilizar e imponer todos los mecanismos que sean necesarios para lograr el objetivo de acumulación de riqueza (controles, restricciones, subsidios, etc.) Su intervención tendrá un carácter proteccionista, incentivando la producción local al mismo tiempo que la protege de la competencia de productores extranjeros.
El comercio a nivel global es inalterable. Para que el comercio ayude a la acumulación de riqueza se deben controlar los flujos de entrada y salida de modo de mantener una balanza de pagos positiva (exportaciones superan a las importaciones). (Roldán, 2017, https://bit.ly/3cImYv4)
Como se puede observar en nuestro caso práctico, China fue presentada frecuentemente como mercantilista por haber desarrollado una industria que favorece las exportaciones y limita las importaciones.
El mercantilismo es una de las corrientes proteccionistas más aplicadas aun hoy, donde muchos países, al buscar proteger su mercado interno, aplican aranceles a la importación de determinados productos en la búsqueda de desarrollar la industria interna, o bien, en aras de reducir la competencia internacional de productos importados.
Actualmente, es de público conocimiento que China, tal como explicamos, enfatiza en la producción nacional de sus productos y en la exportación de los mismos, lo que evita las importaciones. En el año 2009, China presentó un superávit comercial estimado en U$S 368.200 millones producto de la enorme diferencia entre sus importaciones y exportaciones. Resumamos dos de los principales conceptos analizados.
‘Persona que inventa planes o proyectos disparatados o empíricos para aliviar la Hacienda Pública o remediar males políticos’, se lee en el Diccionario de la Real Academia Española. Mediado el s. XVI se llamaban ‘arbitristas’ quienes proponían al rey formas de allegar dinero que dependían de su arbitrio, es decir, que no necesitaban que las Cortes las aprobaran. En el s. XVII el significado se fue extendiendo a quienes proponían toda clase de soluciones voluntaristas para toda clase de problemas económicos o sociales. (Schwartz, 2001, p. 52)
La expresión ‘sistema mercantil’ fue acuñada por Adam Smith para designar a quienes pretendían que el Estado debía intervenir en el comercio extranjero. El mercantilismo desde sus principios se caracterizó por cuatro notas: el ansia de metales preciosos, la defensa del trabajo nacional, la industrialización forzada, y la potenciación de los ingresos fiscales obtenidos del comercio exterior. En algunos casos, la atención de los neomercantilismo se centró en la necesidad de obtener un saldo positivo en la balanza de pagos. (Schwartz, 2001, p. 55)
Adam Smith y la economía de mercado
Los denominados economistas clásicos y sus modelos tuvieron su apogeo entre los años 1750 y 1870. Los principios en común que tenían los distintos pensadores clásicos fueron que, en todo lo relativo al comercio internacional, dejaban de lado los fenómenos monetarios (precios/salarios) para prestar especial atención a las producciones tangibles, costos reales y demandas efectivas. Para ellos, “los fenómenos monetarios, los precios y salarios expresados en dinero, la acumulación de medios de pago, les parecían fenómenos superficiales que podían confundir sobre las verdaderas fuerzas que movían la economía” (Schwartz, 2001, p. 14). En ese sentido, cualquier medida que tienda a realizar modificaciones en las variables monetarias era considerada como contraproducente, por lo que no cumpliría con el objetivo de política económica propuesto por el policy maker.
Esta resumida síntesis de hechos económicos nos permite definir claramente la llamada visión clásica del comercio, en función de tres jalones de su evolución, a saber.
El mecanismo automático patrón oro y el librecambismo.
La división del trabajo y el crecimiento económico.
Los costos comparativos y la ventaja relativa.
Podemos resumir el pensamiento clásico de la siguiente manera.
Suelen llamarse clásicos a los economistas británicos y sus discípulos europeos del período que va de la publicación de los Ensayos de Hume en 1752 o de la Riqueza de las naciones de Smith en 1776 hasta la muerte de John Stuart Mill en 1873. Se caracterizan por creer que los individuos atienden a las variables reales de la economía y no las monetarias; por tener confianza en la tendencia espontánea de las economías capitalistas hacia el equilibrio con pleno empleo; por defender el laissez faire y el librecambio; por ahondar en la teoría de la población; y por buscar una explicación de la evolución de las economías a largo plazo. (Schwartz, 2001, p. 54)
2. El mecanismo automático patrón oro y el librecambismo
David Hume (1711-1776) deja testimonio en su famoso ensayo publicado en 1752 denominado ‘Ensayos morales, políticos y literarios’. En el primer ensayo de esta colección llamado ‘Del comercio’ menciona la conveniencia de tratar al comercio interior y exterior como fenómenos idénticos, y considera que ambos son base de la riqueza y el poder de las naciones.
Su análisis era muy simple: importar materias primas, agregarle valor mediante manufactura local y, solamente, exportar los bienes que no se consumirían dentro del país. Sin embargo, se considera que el aporte “más notable de Hume a la teoría del comercio internacional es su análisis del mecanismo de pagos en un sistema de patrón oro” (Schwartz, 2001, p. 15). Bajo un sistema de este tipo, los países determinaban el “valor de su unidad monetaria en términos de oro. Los gobiernos garantizaban la convertibilidad de los billetes en metal. Los tipos de cambio entre diferentes monedas reflejaban simplemente la proporción entre las cantidades de oro correspondientes a cada unidad monetaria” (Kozikowski, 2013, p. 26).
Hume a través de su modelo establecía que la balanza de pagos no debía ser objeto de preocupación ni de correcciones por parte de los gobiernos, pues todo posible déficit exterior tendería a corregirse espontáneamente si la circulación de capitales es libre y sin trabas. Es importante mencionar que durante el período de tiempo en que estuvo vigente el “patrón oro clásico, los flujos internacionales de bienes y capitales eran relativamente libres. Londres constituía el centro financiero mundial. Se consideraba el oro como el monarca anónimo, y la libra esterlina, como el poder detrás del trono” (Kozikowski, 2013, p. 26).
Para explicar esto, David Hume sostenía la siguiente situación: si 4/5 partes del dinero de Inglaterra desaparecen una noche, su efecto en la economía será inmediato, ya que, ante la menor disponibilidad de moneda, bajará el costo de mano de obra y, por lo tanto, disminuirá el precio de los bienes internos. Los demás países no podrán competir contra esos precios, lo que permitirá su venta en el exterior y, consecuentemente, reingresará el dinero perdido.
Bajo el patrón oro la cantidad de dinero que circulaba en cada país (la oferta monetaria) estaba limitada por la cantidad de oro en manos de la autoridad monetaria. El oro constituía lo que en el lenguaje moderno llamamos la base monetaria. El oro aseguraba el valor del dinero. La cantidad de oro a su vez estaba directamente vinculada con los resultados de la balanza de pagos. Un superávit en la balanza de pagos conducía a una entrada de oro y un incremento de la oferta monetaria. Un déficit en la balanza de pagos resultaba en una salida de oro y una reducción del circulante. (Kozikowski, 2013, p. 26).
Podemos resumir lo mencionado ut supra en la figura 4.
Figura 4: Resultados de la balanza de pagos
Fuente: Kozikowski, 2013, p. 26.
Para ejemplificar el funcionamiento del modelo partamos de una situación en que un país tiene un déficit en su balanza de pagos. Gráficamente la situación es la siguiente ver figura 5).
Figura 5: Ajuste automático al déficit de la balanza de pagos bajo el patrón oro (flujo en especie-precio)
Fuente: elaboración propia.
Podemos explicar cómo es el proceso de ajuste a un déficit en la balanza de pagos bajo un sistema de patrón oro de la siguiente manera.
Esto provoca una salida de oro, en la medida en que los extranjeros desean convertir los billetes del país en oro. Dado que el metal constituye la base monetaria del país, se reduce la cantidad de dinero en la economía. Esto tiene dos consecuencias: por un lado, se reducen los precios internos al haber menos dinero en comparación con el producto interno bruto (PIB) del país. Por otro lado, sube la tasa de interés, que representa el costo del dinero, que ahora es más escaso.
La reducción del nivel de precios internos mejora la competitividad internacional del país. Se abaratan sus exportaciones en los mercados externos y encarecen las importaciones en el mercado interno. En consecuencia, aumentan las exportaciones y disminuyen las importaciones, lo que mejora la balanza comercial y la cuenta corriente. Al mismo tiempo, las altas tasas de interés atraen al capital extranjero a corto plazo, generando un superávit en la cuenta de capital. Como resultado se restablece el equilibrio externo.
En el caso de un país con superávit en la balanza de pagos, el proceso de ajuste funcionaría de manera opuesta: entrada de oro, aumento de la base monetaria, aumento de los precios internos, reducción de las tasas de interés, etcétera. (Kozikowski, 2013, p. 27)
La ventaja principal del sistema es que permitía un ajuste de carácter automático. Sin embargo, su principal desventaja radicaba en que, para generar que los precios disminuyan, se hacía necesario reducir la actividad económica del país, es decir, entrar en una recesión. Esta situación provocaba que el nivel de vida en esa economía se redujera, producto de la necesidad de eliminar el déficit en la balanza de pagos. Hay que considerar que, si nos remontamos al “siglo XIX, la palabra deflación (reducción del nivel de precios) era sinónimo de recesión. Al disminuir la base monetaria por la salida de oro, primero se reduce la actividad económica (recesión) y solo después bajan los precios (deflación)” (Kozikowski, 2013, p. 27).
Figura 6: Esquema del proceso de ajuste
Fuente: Kozikowski, 2013, p. 28.
En consideración, nuevamente, de la figura 5, es importante ampliar el proceso de ajuste al involucrar al banco central de cada país. Dicho proceso es explicado por Kozikowski (2013) de la siguiente manera, a saber.
Para facilitar el ajuste bajo el patrón oro, había un conjunto de “reglas del juego” no escritas que los países afectados tenían la obligación de respetar. Al producirse un déficit en la balanza de pagos y la salida de oro, el banco central del país estaba obligado a vender los activos internos (instrumentos de deuda) para reducir la base monetaria aún más y acelerar el ajuste. La venta de los activos internos contribuía a un incremento de las tasas de interés y a una restricción del crédito. Respetar las reglas del juego habría hecho el proceso de ajuste más doloroso, pero lo habría acortado de manera significativa.
En un país con superávit en la balanza de pagos, las reglas del juego requerían que el banco central comprara los activos internos para aumentar todavía más la base monetaria, relajar el crédito interno, bajar las tasas de interés, aumentar el nivel de precios, disminuir las exportaciones e incrementar las importaciones.
Los países deficitarios con frecuencia respetaban las reglas del juego. Esto provocaba movimientos bruscos en las tasas de interés y en la disponibilidad de crédito. El ajuste al déficit en la balanza de pagos invariablemente generaba una recesión. La inestabilidad interna resultaba de subordinar la política económica al objetivo del equilibrio externo.
Sin embargo, los países superavitarios no respetaban las reglas del juego, lo que colocaba todo el peso del ajuste sobre los países deficitarios. El periodo del patrón oro se caracterizó por una baja inflación, pero acompañada de frecuentes y profundas recesiones. El costo social de este sistema fue elevado. (p. 28)
Es importante destacar que el patrón oro rigió los pagos de las operaciones comerciales del mundo entre 1865 y 1914. Para su correcto funcionamiento era necesario que no existan precios controlados artificialmente ni sindicatos que frenaran las bajas de salarios ni tasas de interés que fueran políticamente bajas. Podemos resumir el significado del patrón oro de la siguiente manera.
El sistema de patrón oro se fue extendiendo espontáneamente en el s. XIX, cuando los bancos emisores de papel moneda y creadores de depósitos buscaron mantener la confianza del público en esa nueva forma de pago fijando el tipo de cambio entre el dinero fiduciario y las monedas de oro. En este sistema, los bancos emisores se comprometen a cambiar a la vista billetes por monedas de oro y viceversa a la paridad expresada en el billete. Para poder mantener ese tipo de cambio entre billetes y metal precioso, el banco central debe retirar papel de la circulación y reducir la cantidad de dinero en circulación cuando sale oro del país y viceversa. El sistema elimina automáticamente las inflaciones y los déficits de la balanza de pagos, si los individuos están dispuestos a admitir una temporal reducción de precios y salarios, y una breve subida de tipos de interés cuando se hace necesaria una contracción monetaria. (Schwartz, 2001, p. 56)
3. La división del trabajo y el crecimiento económico
El símbolo de la libertad de comercio es el economista Adam Smith (1723-1790) quien escribió lo que fue considerado el primer tratado serio de economía: ‘Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones’ (1776). En este tratado y otros, Smith deja en claro los principios (novedosos para la época), a saber.
La riqueza consiste en los bienes y servicios reales que la economía del país puede producir (rechaza el hecho que la riqueza consista en la acumulación de oro y plata).
El mercado se cuida por sí solo de la movilidad de los metales preciosos (afirma la teoría de Hume).
Se obtendrá un producto anual mayor si hay más cantidad de trabajadores productivos que brinden su mayor productividad.
Para lograr esto último propone la división del trabajo.
La idea de dividir las operaciones complicadas de cualquier proceso de producción, agrícola o fabril . . . es la consecuencia necesaria . . . de una cierta propensión de la naturaleza humana: la propensión a negociar, cambiar o permutar una cosa por otra. (Schwartz, 2001, p. 17)
Extiende el concepto que existía en ese momento referido a que la mayor proporción del comercio era entre el campo y la ciudad, con ganancias recíprocas a la vinculación similar por actos de comercio entre los individuos de dos o más países que también procurarán ganancias propias.
En su afán de incrementar la masa productiva y la actividad económica, alienta a emplear productivamente al personal que atendía a los reyes, nobles, militares y eclesiásticos.
Acuña la expresión la mano invisible, en relación con que el empresario que apoya la actividad nacional busca, en realidad, su propia seguridad (es decir, su propia ganancia) en lugar del supuesto beneficio común.
Smith tuvo dos consideraciones respecto a la libre importación de bienes y servicios: la primera referida a las Leyes de Negación inglesas “por las que era obligatorio que se transportaran en barcos de bandera inglesa las mercancías que tocaran en puerto inglés; lo admitía por razones de defensa nacional, pues eso mantenía preparada la marina y los marineros para caso de guerra” (Schwartz, 2001, p. 17), y la segunda era la reciprocidad (si un país se protege con aranceles, los que negocien con él también lo harán).
Smith sostenía que aplicar estos grandes cambios y establecer una gran apertura económica luego de períodos prolongados de proteccionismo, se debía realizar de forma gradual.
Otro enfoque difundido de la teoría de Smith dice que la misma se basa en tres ideas fundamentales, a saber.
1. El comercio es un poderoso factor de crecimiento. El ciclo virtuoso sería (figura 7).
Figura 7: Teoría de Adam Smith
Fuente: Arese, 2018.
Si el país producía para exportar, podía sacar del subempleo a trabajadores ociosos y, además, obligaba a aumentar la productividad de los que ya eran empleados.
2. La política económica debía atender a los intereses de los consumidores: el consumo es el único fin y propósito de la producción de bienes y servicios. Por este motivo, Smith recibió críticas al defender a los consumidores por encima de los productores.
3. El comercio se explica al comparar las productividades de los países: la apertura comercial de la economía genera un aumento de la riqueza de las naciones por su especialización y perfeccionamiento productivo. También Smith recibió críticas por este punto, mucho más lógicas en este caso, pues en su análisis no tuvo en cuenta lo siguiente.
El costo de transportes (hizo comparaciones estáticas que no reflejan la realidad).
La economía de escala.
Solo comparaba entre dos países.
La variable crucial que explica la existencia de un patrón internacional de comercio es la tecnología. Una diferencia en los costos comparativos de producción (la condición necesaria para que exista intercambio internacional) refleja, de hecho, una diferencia en las técnicas de producción.
Para simplificar, asumimos que hay dos países (Inglaterra y Portugal, en el famoso ejemplo de Ricardo), dos bienes (ropa y vino), que los factores de producción pueden ser reducidos a uno solo, trabajo, y que en ambos países los bienes son producidos de acuerdo a coeficientes técnicos fijos: como consecuencia, el costo unitario de producción de cada bien es constante.
Es claro que si uno de los países es superior al otro en una línea de producción (donde la superioridad es medida por costo unitario menor) e inferior en la otra línea, las bases para un provechoso intercambio internacional existen, según lo planteado por Adam Smith y sus ventajas absolutas.
Tabla 1: Ejemplo de ventajas absolutas
Commodities
Costos unitarios de producción en términos de trabajo
Inglaterra
Portugal
Ropa
4
6
Vino
8
3
Fuente: elaboración propia.
Como vemos en la Tabla 1, el costo unitario de fabricar ropa es menor en Inglaterra que en Portugal. Es, entonces, conveniente para Inglaterra especializarse en la producción de ropa e intercambiarla por vino portugués, y para Portugal especializarse en la producción de vino e intercambiarla por ropa británica. Supón, por ejemplo, que los términos de intercambio (por ejemplo, el ratio a través del cual los dos bienes son intercambiados entre los dos países, o el precio relativo internacional) es igual a uno, es decir, el comercio internacional toma lugar sobre las bases de una unidad de vino por una unidad de ropa. Entonces, Inglaterra con 4 unidades de trabajo (el costo de una unidad de ropa), obtiene una unidad de vino que de otra manera (produciéndolo internamente) hubiera requerido 8 unidades de trabajo. El mismo razonamiento se aplica para el caso de Portugal.
Veamos ahora la siguiente situación (tabla 2).
Tabla 2: Ejemplo de ventajas absolutas
Commodities
Costos unitarios de producción en términos de trabajo
Inglaterra
Portugal
Ropa
4
6
Vino
8
10
Fuente: elaboración propia.
Como Inglaterra es superior a Portugal en la producción de ambos bienes, en este caso, según lo planteado por Adam Smith, no hay bases para el comercio internacional. Sin embargo, según la teoría formulada por David Ricardo a través del análisis de las ventajas comparativas sí hay bases para que estos dos países comercialicen entre ellos internacionalmente, aspecto que desarrollaremos en el próximo tópico.
Resumamos la diferencia entre ventajas naturales y ventajas absolutas para diferenciar una de otra.
“Teoría económica que señala que un país tiene una ventaja competitiva en la fabricación de ciertos productos debido a sus condiciones de acceso a recursos naturales, de transportación y clima” (Arese, 2015, p. 594).
David Ricardo y las ventajas comparativas
David Ricardo (1172 – 1823) extendió las teorías de Hume y Smith mediante 3 corolarios (Schwartz, 2001).
Un país ‘atrasado’ con productividad menor que otro adelantado, no por eso está impedido de exportarle algún bien.
El salario y el nivel de vida en el país menos productivo serán más bajos que en el país más productivo.
El nivel de precios monetarios del país más adelantado será superior.
Es así como “el comercio internacional es generado en la diferencia de la tecnología de la producción, expresada en costos unitarios de la misma” (Arese, 2015, p. 76).
En los ejemplos desarrollados en el punto anterior se razonó en términos de costos absolutos. En la tabla 1 vimos que el comercio internacional tendrá lugar y beneficiará a ambos países. Menos claro es el hecho de que el comercio puede, igualmente, tener lugar, incluso si un país es superior al otro en la producción de ambos bienes, y beneficiar a los dos países, como pudo verse en la tabla 2. La teoría ricardiana afirma que la condición necesaria para el comercio internacional es, en cualquier caso, que exista una diferencia en los costos comparativos.
Los costos comparativos pueden ser definidos de dos maneras: como el ratio entre los costos unitarios (absoluto) de los dos bienes en un mismo país, o como el ratio entre los costos unitarios (absolutos) del mismo bien en los dos países. Si denotamos el costo unitario de producción de un bien en los dos países como a1 y a2 (donde las letras indican el bien y el subíndice numérico el país), y los costos unitarios del otro bien como b1 y b2, entonces cuando a1/b1 = a2/b2 se cumple también que a1/a2 = b1/b2. Por lo tanto, ambas formas de medir los costos comparativos son equivalentes.
La proposición básica de la teoría que examinamos es que la condición para que ocurra intercambio es que exista un diferencial de costos comparativos. Esto, sin embargo, es solo una condición necesaria; la condición suficiente es que los términos internacionales de intercambio estén entre los costos comparativos, sin ser iguales a ninguno de ellos. Cuando las dos condiciones sean satisfechas, será beneficioso para cada país especializarse en la producción del bien, para el cual cuenta con más ventajas relativas. Consideremos el ejemplo mostrado en la tabla 2.
Como Inglaterra es superior a Portugal en la producción de ambos bienes, podría parecer que no hay lugar para el comercio internacional, pero ello no es así. Los costos comparativos son 4/8 = 0,5 y 6/10 = 0,6 en Inglaterra y Portugal, respectivamente. Inglaterra, además, tiene ventajas relativamente más grandes en la producción de ropa: su costo unitario, de hecho, es menor en Inglaterra que en Portugal en un 33% (2/6), mientras que el costo unitario del vino es menor en este último país que en el primero en un 20% (2/10). Similarmente puede verse que Portugal tiene una desventaja relativa menor en la producción de vino: su costo unitario, de hecho, es más grande en Portugal que en Inglaterra en un 25% (2/8), mientras que el costo unitario de la ropa es mayor en Portugal que en Inglaterra en un 50% (2/4).
Así pues (con tal que los términos de intercambio sean mayores que 0,5 y menores que 0,6) la ropa inglesa será comerciada por vino portugués en beneficio de ambos países. Tomemos un valor admisible y arbitrario para los términos de intercambio, digamos 0,55 (es decir, 0,55 unidades de vino por una de ropa). En Inglaterra, sobre las bases de la tecnología existente, una unidad de ropa se cambia por 0,5 unidades de vino: 0,5 es, de hecho, el costo comparativo. Por una unidad de ropa, Inglaterra puede obtener (por medio del comercio internacional) 0,55 unidades de vino, más que la suma obtenida internamente. De igual manera, en Portugal una unidad de ropa necesita 0,6 unidades de vino para ser producida, mientras que por vía del comercio internacional solo 0,55 unidades de vino son requeridas. Es obvio que el comercio internacional es beneficioso para ambos países. Es posible arribar a la misma conclusión al razonar en términos de los costos de producción. Con 4 unidades de trabajo (el costo de una unidad de ropa), Inglaterra obtiene, en el mercado internacional, 0,55 unidades de vino que de ser producidas internamente hubiesen requerido 0,55 x 8 = 4,4 unidades de trabajo. Igualmente, Portugal con 5,5 unidades de trabajo (el costo de 0,55 unidades de vino, dado por 0,55 x 10) obtiene una unidad de ropa, que hubiera requerido 6 unidades de trabajo de producirse internamente.
Puede demostrarse fácilmente que los términos de intercambio deben estar estrictamente entre los dos costos comparativos. Si, de hecho, los términos de intercambio fuesen iguales a cualquiera de los costos comparativos, el país involucrado no tendrá incentivos a comerciar, ya que el ratio de precios internos (dado por los costos comparativos) será igual al internacional. Esto significa que el país en cuestión podrá obtener el otro bien por vía del comercio al mismo costo que internamente.
Podemos diferenciar los conceptos de ventaja absoluta y ventaja relativa.
Cuando se libera el comercio internacional, los países no se especializan en la producción y exportación de los bienes cuyos costes son los más bajos del mundo, sino en aquellos que les producen la mayor ganancia posible. Si un país es mucho más productivo en un sector que en otro, en el que también aventaja a todos los demás países, preferirá especializarse en la producción en la que su ventaja relativa es mayor, aunque podría competir con ventaja también en este segundo bien. (Schwartz, 2001, p. 58)
Actividades de repaso
Para los mercantilistas, ¿cuál era la riqueza de las naciones?
Según Adam Smith, la política económica debía atender los intereses de los consumidores por encima de todo.
Referencias
Arese, H. F. (2015). Introducción al comercio exterior. Errepar
Arese, H. F. (2018). Introducción al comercio exterior. Errepar.
Corominas, J. (1998). Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Gredos.
Fjbernall (11 de junio de 2010). El nuevo mercantilismo. China: potencia o crisis. EconLink. https://www.econlink.com.ar/fjbernall/nuevo-mercantilismo-china-potencia-o-crisi.
Kozikowski, Z. (2013). Finanzas internacionales. Tercera edición. Mc Graw Hill.
Osorio Arcila, C. (1995). Diccionario de comercio internacional. Iberoamérica. Roldán, P. N. (2017). Mercantilismo. Economipedia. https://economipedia.com/definiciones/mercantilismo.html#:~:text=El%20mercantilismo%20se%20basa%20en,mayor%20prosperidad%20y%20poderhttps://economipedia.com/definiciones/mercantilismo.html%23:~:text=El%20mercantilismo%20se%20basa%20en,mayor%20prosperidad%20y%20poder%20pol%C3%ADtico%20pol%C3%ADtico. Schwartz, P. (2001). El comercio internacional en la historia del pensamiento económico. https://www.eumed.net/cursecon/textos/schwartzgironcom.pdf.